miércoles, 4 de julio de 2012

Cine Nazi: El arma psicológica de la Segunda Guerra Mundial

Algunos lo saben y otros no, pero resulta que actualmente me desempeño como directora de la Revista Sexenio, dirigida principalmente a políticos y empresarios. Mes con mes me encargo de seleccionar los contenidos de la publicación, diseñar la portada y escribir algunos artículos. Soy multitasker.

Me gustaría compartir con ustedes el artículo que escribí el pasado mes de junio para la sección de "Butaca"; acerca del cine durante el Tercer Reich, sus principales representantes y cómo fue que éste influyó para dictar la ideología Nazi al pueblo alemán.

Probablemente no todos ustedes estén interesados en el cine, sin embargo creo que es un artículo que aborda un tema interesante del que cualquiera podría obtener aunque sea un pedacito de cultura general o aprender algún dato nuevo.

Si quieren leerlo den click al título del post o en este link y podrán ver a la entrada completa. Ojalá les guste :) no me jacto de ser la mejor escritora del mundo pero me esfuerzo por mejorar. La verdad no es mi area of expertise.

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Cine Nazi: El arma psicológica de la Segunda Guerra Mundial
Por Pamela Cortés

Corría el año de 1933. Adolf Hitler tomaba protesta como Canciller de Alemania y los polvorientos restos de la República de Weimar se iban transformando poco a poco en una de las páginas más sangrientas y dolorosas de la historia contemporánea: El Tercer Reich o la Alemania Nazi.

El Führer no perdió un sólo segundo al llegar al poder. Como si se tratara de un plan perfecto que hubiese maquinado desde su encarcelamiento y posterior liberación de la fortaleza de Landsberg en 1924; su primer mandato consistió en la creación del Reichsministerium für Volksaufklärung und Propaganda, que literalmente se traduce como Ministerio de Ilustración Pública y Propaganda; y estaría a cargo de uno de sus más fieles vasallos, el implacable Joseph Goebbels.

Sin embargo, aquella no era la única característica que describía al “Evangelista del Nazismo”, como fue apodado Goebbels por sus allegados. Hitler no se dejaba asesorar por cualquiera. Y encontró en Joseph mucho más que talento y astucia. Era un auténtico visionario.

En aquél momento, el cine se posicionaba rápidamente en el gusto de las masas y ya jugaba un papel protagónico en la imposición de ideologías. El fenómeno de “El Acorazado Potemkin” del soviético Sergei Eisenstein había marcado la pauta para el cine de propaganda. Sin embargo, al caer en manos de Goebbels, éste alcanzó niveles jamás pensados. Lo usó como nadie lo había hecho hasta entonces.

Así fue como, conjuntando su pasión por el cine y su posición estratégica en el régimen. Goebbels funda, el 22 de Septiembre de 1933, el Departamento de Filmes de la Cámara de Cultura; del cual emanarían más de 1350 películas propagandísticas (algunas incluso en 3D); por medio de las cuales se divinizó la figura de Hitler y se promovió el odio a lo extranjero, al capitalismo, al comunismo, al sionismo y al judaísmo entre el pueblo alemán durante más de una década.

El Judío Eterno y la comunicación subliminal

El concepto del “Judío Errante” proviene de una leyenda que data del siglo XIII, acerca de un judío que se burla de Jesucristo en su camino a la cruz y es entonces condenado a vagar por la tierra hasta el día del Juicio Final.

Goebbels vio en este pasaje prueba fehaciente de que los judíos habían sido perseguidos con justa razón por todas las razas a lo largo de la historia, e inmediatamente se dio a la tarea de mandar a realizar una cinta basada en dicha afirmación.

“El Judío Eterno” de Fritz Hippler tuvo su gran estreno el 29 de Noviembre de 1940 y fue descrita por muchos críticos alemanes de la época como “un filme documental acerca del judaísmo en el mundo”, algunos comentaban que se trataba de una “realidad ineludible”.

Los judíos eran introducidos como unos seres extranjeros, morenos, con narices de gancho y barbas desaliñadas que obstruían las concurridas calles de Europa Central. Se les puede observar regateando, disputándose la comida en una mesa, acumulando riqueza, evadiendo a los colectores de impuestos y crecer fácil y rápidamente a costillas de los “buenos alemanes”.

En la escena más famosa de la cinta se puede observar plagas de ratas escurriéndose por cañerías y alcantarillas. Dichas tomas son intercortadas con imágenes de judíos emigrando de Palestina a todos los rincones del mundo. Lo que hoy en día llamamos “comunicación subliminal”.

Leni Riefenstahl: La pionera repudiada

A pesar de los esfuerzos de realizadores como Hippler, Steinhoff y Käutner, el verdadero rostro del Cine Nazi fue nada más y nada menos que el de una mujer.

Helene Riefenstahl, mejor conocida como “Leni”, fue presentada a Hitler a través de Rudolf Hess en 1933. El führer le encargó de manera casi inmediata que filmara la próxima concentración del Partido Nazi en el Campo Zeppelin de Nuremberg, al haber quedado impresionado con su trabajo como directora en “La Luz Azul” (1932), cinta que le había valido un premio en la Biennale di Venezia unos meses atrás.

Así se convirtió en la cineasta favorita del Nazismo, filmando lo que hoy se conoce como La Trilogía de Nuremberg: “Victoria de Fe” (1933), “El Triunfo de la Voluntad” (1934) y “Día de Libertad” (1935). Una serie de documentales propagandísticos que consistían principalmente en la exaltación de los valores nacionalistas, donde sobresalía el heroísmo de guerra y se proclamaba la superioridad del pueblo alemán.

Es entonces cuando se genera un choque de personalidades inevitable entre Riefenstahl y Goebbels, provocando que ambos se profesaran animadversión mutua. Sin embargo, esto no fue impedimento para que Leni siguiera filmando para el Partido Nazi. Pronto le llegó la oportunidad de realizar un documental de cuatro horas sobre los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.

“Olympia” (1936) resultó ser una revelación en más de un sentido. La realizadora experimentó con recursos cinematográficas hasta el momento desconocidos. Siendo pionera de técnicas tan novedosas como la filmación en cámaras múltiples, la cámara subacuática y el famoso “dolly”. Dándole un renacimiento estético al cine de la época y consagrándose como la mejor cineasta femenina de todos los tiempos.

Sin embargo, ni todo el talento ni todo el prestigio la salvaron de los famosos Juicios de Nuremberg. Al término del Holocausto fue acusada de ser ‘simpatizante’ de Hitler y purgó una sentencia de 4 años en campos de detención. Por su parte, Hippler fue condenado a 2 años en prisión y Goebbels recurrió al suicidio el 1 de Mayo de 1945.

A partir de ese momento, los Aliados se enfrentaron con la complicada labor de reformar y reeducar a la sociedad alemana después de doce años bajo el régimen Nazi y los constantes bombardeos de una ideología fundada en el odio. Se destruyó gran parte de la filmografía producida por Goebbels y se erradicó cualquier vestigio de culto al Führer. Hoy por hoy se trata del capítulo histórico que el pueblo germano desearía olvidar.


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